Cuando el estudiante empieza con el jazz, se topa con unos libros llamados los Real Books, en los que se recopilan, de manera sencilla y ordenada, las partituras de los estándares , es decir, de aquellas obras que se consideran dignas de interés para estudiar o versiones.
Al ver todos esos libros, al estudiante le asalta una pregunta: ¿qué tiene una obra maestra que la distingue de las que no lo son? El trabajo de preparación de los primeros temas de su repertorio le daría la respuesta: la calidad de la armonía, de la poesía y la conexión entre ambas.
Por calidad armónica se entiende lo que está dentro de unos cánones compartidos por la comunidad musical, pero en el caso del jazz , sobre todo , lo no previsible. El jazz es diversión para el cerebro y el cuerpo (música blanca y negra que se funden) por contraposición al orden establecido clásico y este cerebro necesita de estímulos no previsibles de verdad para su placer. La melodía esperable le aburre y las armonías incorrectas o los ritmos desencontrados le producen un efecto nada placentero. En cambio, las armonías y ritmos interesantes, sorprendentes y bellos, abren la puerta de la mente y del espíritu que parecen decir: habla , te escucho.
Cole Porter, a través de sus composiciones, juega al escondite con músicos profesionales y veteranos del jazz a los que deja fascinados, hoy como el primer día, al comprobar hacia dónde los va llevando, resolviendo las polémicas armónicas, que él mismo va creando, de la manera más original , audaz e… imprevisible (valga la repetición).
En cuanto a la calidad poética hay que hacer un especial hincapié en que la poesía para ser cantada tiene que ser especialmente dúctil al fraseo, razón por la que el idioma inglés tiene esa supremacía sobre todos los demás en este ámbito. (Hay pocos estándares en castellano. La mayoría fueron gracias al visionario y maravilloso pianista y cantor Nat king Cole con sus discos “Cole en español“ al que pertenecen: “Aquellos Ojos Verdes”, “Quizás” , “Muñequita Linda” , entre otros ).
Y por último la conexión armónico poética. Encontrar la exacta fórmula magistral poética es tan difícil o más que la melódica, ¡pero lo realmente mágico es cuando las dos obras, cual amantes, se funden en un nuevo compuesto hilemórfico-artístico en el que ambas dicen lo mismo a la vez! La poesía sin melodía habla de lo mismo que la armonía sin letra y viceversa, llegando, incluso, a malabarismos como el de “Everytime we say Goodbye” en el que al tiempo que la letra habla de cómo el canto de una alondra pasa de mayores a menores, la melodía del tema pasa de utilizar acordes mayores a menores en el exacto mismo momento. “but how extrange the change from major to minor…mas que extraño ese cambio de mayores a menores...”
O también : “Like the beat, beat , beat of the tom tom. Como el gol gol gol-pe del tam tam …”cantaba Porter al amor obsesivo, golpeando una sola nota del piano. La misma que tocaba en Samba de una sola nota Tom Jobim , por cierto, años más tarde con letra de Newton Mendoza..
Este es el el gran secreto para una obra maestra pues: poesía, armonía y conexión armónico-poética.
Parece fácil pero, desde luego no lo es. Es más, para que sea una verdadera obra maestra debe parecerlo.
Parece fácil pero, desde luego no lo es. Es más, para que sea una verdadera obra maestra debe parecerlo.
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